Prueba a fondo Renault Megane 1.2 TCe (Feb 2017)

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Prueba a fondo Renault Megane 1.2 TCe 130

Por cortesía de Renault Fabián Arenas probamos uno de los compactos más vendidos del momento

Gracias a Renault Fabián Arenas hemos podido probar a fondo la cuarta generación del Megane, que se beneficia de la nueva tendencia de diseño y mejora de materiales de la marca Francesa, en un conjunto muy equilibrado que hará temblar a sus rivales directos. Veamos por qué.

 

Diseño Exterior

La carrocería del nuevo Megane crece en tamaño con respecto al anterior modelo, concretamente 6,4 centímetros de largo para llegar hasta unos generosos 4’36 metros, aunque las homogéneas y logradas formas del nuevo diseño no delatan este aumento.

Analizando su perfil, una cintura alta y unos hombros muy marcados realzan la fuerza del diseño, que ahora incluye una filigrana en la aleta delantera a modo de salida de aire.
El voladizo delantero es menos acusado que en el Megane III, beneficiando la estética y el reparto de pesos.
Los espejos retrovisores son de mayor tamaño al igual que el repetidor de intermitencia que incluyen. Los tiradores de las puertas siguen estando en una posición baja y cómoda.

En el frontal destaca su generosa parrilla con el emblema del rombo más grande, y unos faros con un diseño, a nuestro parecer, bastante acertados. Pero sin duda alguna, donde mas gana este nuevo compacto es en los grupos ópticos.
El trabajo de diseño llevado a cabo en Renault sobre los faros es sobresaliente, un campo en el que la firma alemana Audi se adelantó en su día, y que ahora Renault se sitúa un paso por delante desde el punto de vista estético.

El faro tiene un apéndice que se prolonga por debajo a media altura del paragolpes, y que si bien, estando apagado ya le confiere una imagen agresiva y dominante, cuando se enciende la luz diurna en forma de gran ‘C’ el aspecto es realmente atractivo, e incluso intimidador. Jaque mate alemanes.


La parte trasera sigue con la tendencia del frontal, y se aprecia el ensanche de la carrocería, otorgándole una imagen de vehículo más grande y consistente.

Al igual que los faros, los pilotos ganan también en tamaño pero solo en sentido horizontal, aproximándose hasta el emblema central de forma muy sutil y elegante, llevando consigo la luz de posición.

 

Interior

Las novedades técnicas de diseño del exterior se transmiten al interior de forma muy acertada, donde todo, absolutamente todo, es de nueva factura.

El incremento de tamaño de la carrocería se deja notar en el habitáculo, donde la sensación de amplitud es tal que parece que nos encontremos en una berlina del segmento superior. Un Seat León, el nuevo Fiat Tipo o incluso un BMW Serie 1 no son tan amplios ni ofrecen esta sensación de espacio.

La percepción de calidad también ha mejorado con respecto al anterior generación de Megane, encontrando en el nuevo modelo unos materiales más agradables al tacto, con aspecto más refinado y con una calidad percibida capaz de hacer sombra a modelos considerados ‘premium‘.

El salpicadero hace gala del nuevo diseño que tienen todos los nuevos Renault, con botones táctiles y mandos giratorios de accionamiento agradable. Todos los elementos tienen un tamaño muy proporcionado y están cubiertos por un plástico gomoso bastante agradable y que da sensación de calidad. El ribeteado cromado que perfila todos los mandos y oquedades aporta un plus de elegancia.
La guantera es profunda y en la tapa hay un hueco específico para albergar la documentación y mas papeles (foto).

El marcador se divide en tres zonas, la izquierda y derecha son para indicar la temperatura del agua y el nivel de combustible respectivamente, y la parte central que muestra la velocidad y régimen de giro es totalmente digital, pudiendo ser personalizado acorde a nuestro estilo de conducción. Todo el conjunto presenta una lectura correcta independientemente de la luz ambiente que pueda haber, por ejemplo, en un día soleado.

En el volante, el grosor y diámetro son los adecuados para una conducción cómoda, las manos caen con naturalidad y la sensación que transmite la piel es buena. Los tetones para marcar los pulgares son prominentes y sobresalen hacia nosotros más de lo habitual en otros volantes. Esto no es bueno ni malo, pero a nosotros nos ha gustado.


Los radios albergan la botonería para controlar los menús, y tras estos se encuentra un mando satélite para la radio. También dispone de control por voz, por lo que no es necesario apartar la vista de la carretera para controlar las funciones principales.

Justo en el centro del cockpit y entre las toberas de aireación, en una ubicación perfecta por altura, encontramos la pantalla táctil del sistema multimedia. Dependiendo del acabado que elijamos a la hora de adquirir el nuevo Megane, podemos optar por tres tipos de pantalla: De 4,2 pulgadas (de serie en Life e Intens), de 7 pulgadas y disposición horizontal como la de la imagen, (de serie en Zen, GT -Line y GT) y una última colocada en vertical con 8,7 pulgadas de tamaño que va vinculada al sistema multimedia R-Link 2.

La consola central tiene una anchura digna de una berlina, con dos generosos portabotes, el freno de mano integrado y el botón para activar/desactivar el control de crucero. Bajo el apoyabrazos acolchado hay una gran guantera refrigerada.
Frente a la palanca de cambios tenemos la toma de 12v para mechero o cargador, y entradas auxiliares de música.

Los asientos merecen mención especial, y son indudablemente lo que más nos ha gustado del interior. Unas butacas de proporciones más que correctas, un mullido muy confortable y
un elaborado diseño acorde al nuevo aire del interior.

Las plazas traseras tienen anchura más que suficiente para que 2 adultos viajen de forma holgada, pudiendo llevar un tercero en la plaza central. Además dispone de dos salidas de aire orientables y anclajes para asientos Isofix.

 

Continuación Prueba Renault Megane: maletero, conducción y especificaciones técnicas >>>

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